Consideraciones sobre las Cenizas del Calbuco y el Ganado.
Escrito
por el Dr. Rodrigo Arias I. Académico del Instituto de producción
Animal de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Austral de
Chile (UACh).
Las cenizas[1]
que caen producto de la erupción volcánica pueden ser tóxicas para el
ganado y producir enfermedades, incluyendo entre otras fluorosis, daño
del sistema digestivo (retículo-rumen, omaso, abomaso e intestinos),
hipocalcemia y trastornos metabólicos secundarios.
También pueden destruir la principal fuente de alimento (las praderas) y
contaminar el agua de bebida.
En
general los efectos físicos de las cenizas que emanan de la erupción
habitualmente predominan por sobre los efectos químicos de éstas. Entre
las principales consecuencias físicas que afectan
al ganado podemos mencionar la irritación de ojos y piel; dificultad
respiratoria; abrasión de dientes y pezuñas; contaminación de vellones; y
obstrucciones del tracto gastrointestinal, si cantidades importantes de
cenizas son consumidas por los animales.
Asimismo,
en el caso de las ovejas el mayor peso de las cenizas en
la lana produce fatiga y junto con el menor consumo de alimentos genera
dificultad en los animales para ponerse de pie.
En tanto, los efectos tóxicos se deben
fundamentalmente a la presencia de fluoruro, selenio y el azufre
contenido en las cenizas. La toxicidad del fluoruro (fluorosis) es el
problema más común reportado en situaciones similares a
la que estamos viviendo hoy. Por otra parte, la alta concentración de
azufre en las cenizas también puede inducir deficiencias de cobre y
cobalto.
Las
partículas de flúor generadas en el proceso eruptivo se adhieren a las
partículas de cenizas que son muy finas, y representan una amenaza
potencial para el ganado. Esto porque ellas constituyen
una gran superficie en relación con su masa. Por lo mismo, estas
pequeñas partículas pueden transportar grandes cantidades de flúor
soluble a los forrajes. Por ejemplo, una fina capa de cenizas de sólo 1
mm de espesor puede contener cantidades potencialmente
tóxicas de flúor que el ganado puede ingerir directamente desde la
ceniza que consume junto al forraje.
Se
considera tóxica cuando el consumo es > 100 µg/g en animales en
pastoreo. Sin embargo, concentración menores puede causar enfermedades
de mediano a largo plazo. El ganado bovino puede tolerar
alrededor de 40 µg de Flúor/g y las ovejas hasta 60 µg de Flúor/g.
Demasiado fluoruro convierte al ácido en los estómagos de los animales,
lo que conduce a hemorragias en los intestinos. También se une con el
calcio, por lo que los huesos se tornan frágiles
y quebradizos incluso causando la caída de dientes.
Una
cantidad limitada del flúor ingerido puede ser excretado rápidamente en
la orina, y una gran parte se deposita en el esqueleto como
fluorapatita. Por ello, la concentración de flúor de
la sangre y los tejidos blandos es muy baja incluso en condiciones de
ingesta de flúor relativamente tóxicos. Así, la concentración de flúor
de los huesos proporciona un criterio definitivo en el diagnóstico de
una toxicosis por flúor crónica.
¿Cuánto tarda?
Si
grandes cantidades de flúor inorgánico son consumidas (es decir,
algunos gramos) en un periodo corto de tiempo se puede desarrollar una
intoxicación aguda en términos de minutos u horas.
Los síntomas asociados con este tipo de intoxicación son locales
afectando el tracto gastrointestinal (sed, vómitos, dolores abdominales,
diarrea); y en parte resultado de la absorción, que causan espasmos
dolorosos, debilidad, salivación excesiva, sudoración,
disnea y pulso débil.
La
muerte se atribuye principalmente a la parálisis respiratoria. Las
autopsias de estos animales revelan una marcada gastroenteritis
hemorrágica con una tendencia a la necrosis. La administración
de cantidades tóxicas más pequeñas de fluoruros (alrededor de 6-14 mg
por kilogramo de peso corporal al día) durante un período de varios días
provoca una disminución inmediata en el apetito, la pérdida rápida de
peso, una disminución de la salud y el vigor
terminando en la muerte.
La toxicidad por fluoruro puede categorizarse:
agudas (de corto plazo y exposición a altas concentraciones) y crónicas (a largo plazo y exposición a concentraciones más bajas).
Los síntomas agudos de fluorosis Incluyen:
·
Caída sobre sus patas delanteras.
·
Lesiones en la nariz y la boca.
·
Caída del pelo alrededor de la boca.
·
Trastornos nutricionales y relacionados con el estrés.
·
Convulsiones, edema pulmonar, renal y cambios hepáticos.
·
Problemas dentales que pueden causar crecimientos en los molares, haciendo la masticación difícil.
Síntomas de la
fluorosis crónica incluyen:
·
Desarrollo de los dientes con problemas en los animales jóvenes con erosión del esmalte y desgaste dental excesivo.
·
Cojeras.
·
Deformidad esquelética.
·
Reducido el consumo de alimento y agua.
·
Menor aumento de peso y producción de leche.
La
Fluorosis crónica suele tardar semanas o meses en aparecer. Se
recomienda buscar asesoramiento veterinario lo antes posible si se
sospecha de fluorosis crónica.
Cuando
existen niveles tóxicos de flúor en los pastos o forrajes es
recomendable remover el ganado de esas pasturas hasta que la lluvia lave
o lixivie el flúor de la cenizas.
En
el caso del azufre la cantidad máxima tolerable es considerada en 0,40%
de la dieta. La toxicidad aguda es caracterizada por intranquilidad,
diarrea, espasmos musculares, disnea y en casos
de prolongados la muerte. Por otra parte en concentraciones no letales
puede causar inapetencia.
Otros factores a considerar
·
Componentes de ceniza (contenido y tipo de minerales, vidrio volcánico (sílice)).
·
La consistencia de la ceniza (tamaños de partículas, angulado vs. redondeado).
·
Cantidad de lluvia inmediatamente
después de la caída de las cenizas. Por ejemplo, la toxicidad se puede
reducir por la lixiviación de flúor durante la lluvia y el lavado de las
plantas moviendo las cenizas al suelo.
·
Edad del ganado (los animales jóvenes corren más riesgo que los animales maduros).
·
Carga animal y presión de pastoreo
(los animales que pastoreo más a ras de suelo como las ovejas son más
propensos a ser afectados por la caída de ceniza) y la carga animal.
Medidas a considerar: Evacuación de ganado
Cuando
las pasturas han recibido precipitación de cenizas volcánicas, como lo
estamos viendo en la erupción del volcán Calbuco, es recomendable
evacuar al ganado a zonas libres de este fenómeno.
Hay que considerar que la inhalación a largo plazo de cenizas y la
exposición al flúor pueden causar un reducción en la productividad de
los animales o bien su muerte. En algunos casos, puede ser que el ganado
no se recupere en el largo plazo.
Cuando
las cenizas afectan un área muy grande como puede ser en este caso, la
evacuación de los animales a otras zonas puede resultar ser
extremadamente difícil, particularmente por la logística
que ello implica, y más aun cuando la prioridad de recursos es la
evacuación de las personas. Lo anterior puede significar grandes
pérdidas de ganado producto de la deshidratación e inanición. Cuando la
cantidad de cenizas caídas es importante (> 10 a 15 cm)
puede significar la destrucción total de las praderas (los forrajes con
más 7 días cubiertos).
Ante
este escenario una de las primeras medidas es disponer de alimento para
los animales con el fin de mantenerlos con vida en el corto plazo. Pero
aun si la caída de ceniza es ligera y no
implica la destrucción de los pastizales, los animales deben ser
evacuados y se requerirá de alimentación suplementaria por los motivos
antes expuestos.
Ahora
bien, si la cantidad de cenizas no es tanta (menos de 5 cm), la
supervivencia de las plantas y el rebrote de estas dependerá de varios
factores, incluyendo la naturaleza química de la
ceniza, la compactación de la ceniza después de la erupción,
precipitaciones, y altura de las plantas al momento de la caída de
cenizas. Uno aspecto positivo es que estamos en un periodo en que las
lluvias debieran ayudar a lavar las cenizas. Es importante
entonces considerar la frecuencia e intensidad de esas lluvias.
Si la evacuación de ganado es una
posibilidad, los agricultores y las organizaciones rurales deben
formular planes antes de una crisis de erupción, incluida la prioridad
de evacuación, potencial destinos de evacuación y las reservas
de alimento suplementario.
Cuadro 1. Relación entre cantidad de cenizas y efectos esperados en la vegetación
Capa de cenizas
|
Efectos esperados
|
caDelgada
( > 5mm)
|
Las plantas no quedan enterradas y pueden sobrevivir.
La ceniza se incorpora mecánicamente al suelo dentro de un año.
Las cubiertas vegetales se recuperan en cuestión de semanas.
|
Moderada
(5 a 25 mm)
|
Los micrófitos quedan enterrados pero pueden sobrevivir y recuperarse.
La vegetación herbácea más grande se dañan pero no muere.
El suelo debajo de la ceniza sigue siendo viable (no se le priva de oxígeno o agua).
Las cubiertas vegetales se recuperan en la próxima temporada.
|
Gruesa
(25 a 150 mm)
|
Los micrófitos quedan completamente enterrados y por ende eliminados.
El musgo y las plantas anuales sólo aparecerán en el ecosistema local después de recolonización.
Se
observa un daño generalizado a los pastos y otras plantas no leñosas.
Algunos macrófitos de la cubierta vegetal no se recuperan del trauma.
Gran proporción de la cobertura vegetal queda eliminado durante más de un año.
Las
plantas pueden extender sus raíces desde la superficie de la capa de
ceniza hasta el suelo enterrado, ayudando así a mezclar las cenizas y el
suelo (toma de 4 a
5 años).
La recuperación de la canopia puede tomar varias décadas.
La mezcla de las cenizas con el suelo (ya sea por personas o animales) acelera en gran medida la recuperación de las plantas.
|
Muy gruesa
(> 150 mm)
|
Todas las plantas no leñosas quedan enterradas.
El entierro provoca la falta de oxígeno en el suelo.
Se produce una aislación completa del suelo producto de la capa de ceniza.
La
formación del suelo debe partir de este nuevo "tiempo cero". Lo que
puede tomar desde cientos a unos pocos miles de años antes de que se
establezca un nuevo equilibrio.
No obstante las plantas pueden crecer dentro de años a décadas.
|
Adaptado de
http://volcanoes.usgs.gov/ash/agric/
Calidad del agua
Otros
aspecto a considerar y de gran importancia es la calidad del agua, la
caída significativa de cenizas contaminará temporalmente las fuentes de
agua naturales y los estanques artificiales.
De
igual modo, los equipos de bombeo pueden resultar dañados por la
abrasividad de las cenizas. Por ello, el pronto restablecimiento del
suministro de agua de calidad para el ganado suele
ser una prioridad, especialmente si no hay posibilidad inmediata de
evacuar el ganado de la zona afectada.
Experiencias previas
Erupciones
previas en otras partes del mundo han demostrado que capas de cenizas
de 2 mm, en praderas con bajo pastoreo y escasez de precipitaciones
luego de la deposición de las cenizas resultan
ser factores críticos de creciente riesgo para los animales. Las
muertes del ganado normalmente comienzan de 4 a 10 días después de la
caída de cenizas si es que no hay alimentación suplementaria disponible.
Sin embargo, lluvias persistentes y abundantes rápidamente
dispersan las cenizas y también el Flúor, reduciendo el riesgo
considerablemente.
El
fluoruro se absorbe rápidamente en los animales de pastoreo o bien del
agua de bebida contaminada. En niveles moderados de exceso este
no pasa a la leche ni al músculo, depositándose en el sistema óseo.
Si
la caída de cenizas excede los 2 mm o bien las capas cubren más del 50 %
de las pasturas, los animales deben moverse a zonas menos afectadas y
considerar el suministro de alimentación suplementaria.
Si las cenizas no se ha lavado de las praderas después de dos o tres
días, los agricultores deberían elevar la cantidad de alimento
suplementario y monitorear la condición del ganado de cerca.
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