El faraón era considerado por su pueblo un
personaje divino, él es Rá, dios con
poder sobre el sol, dios de todas las personas, el dios que permite la
reproducción.
Consecuente con
esto , se le obedecía, se le adoraba e incluso su pueblo, sus funcionarios le
dedicaban sus vidas.
El que fuera
eficiente en su trabajo, el que respetara y adorara al faraón estaría feliz.
Lo anterior está
claramente reflejado en los consejos
acerca de la vida que da un jefe de la Tesorería del faraón AMEN-EM-HET III.
El presente documento
es la reproducción de dichos consejos , tomados de la obra “Cultura Egipcia” de John A.
Wilson
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Digo
algo importante para que (lo) oigás, quiero que conozcáis un consejo de
eternidad y una manera de vivir rectamente y de pasar la vida en paz: Adorad al
Rey ( Amen-em-et III), que vive eternamente, en vuestras y uníos a su majestad en vuestros corazones.
El es Percepción que está en los corazones (de los hombres), y sus ojos descubren
a todas las personas.
“El es
el Dios Ra cuyos rayos nos hace posible ver. El da más luz a las dos Tierras
que el disco solar. El hace la tierra más verde que la inundación del Nilo. El
ha colmado las dos Tierras con fuerza y vida.
El Rey
es un ka, y su boca es aumento. El que
va a ser es creación suya, porque él es ( el dios) Khnum de todas las personas , el engendrador que crea a las gentes … El es ( la diosa) Sekhmet contra el que viola sus órdenes y aquel a quien odia sufrirá
calamidades. Luchad en beneficio de su nombre, y sed escrupulosos en el
juramento que le hagáis, para que estéis libre de toda mancha de deslealtad.
Aquel a quien el rey amó será reverenciado, (pero) no hay tumba para el rebelde contra su
majestad, y su cadáver es arrojado al agua. Si hacéis esto, vuestras personas
no serán infamadas y lo encontraréis (así) eternamente. Por lo tanto escuchen
lo que yo les digo y gozarán de salud y prosperidad.
Fuente:
De la Jara, Fernando; Duchens, Nancy; Frei R.T; Irene: “Antología de Documentos
de Historia Universal”. Material para el profesor. CPEIP. Lo Barnechea, Santiago de Chile, abril
de 1991, pp 4
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